Me gustaría empezar esta entrada de hoy con la frase que decía Groucho: "Parad el mundo que me bajo", que indica perfectamente como se encuentra el mundo en estos momentos, ya que vamos a un ritmo vertiginoso del cual no nos percatamos hasta que pasa el tiempo.
En ocasiones eso no es así, surgen situaciones u otras momentos que no podemos controlar, y eso es lo que hace un poco más interesante la vida. Esas situaciones nos colocan en estados de odio eterno hacia el mundo.. ¿Por qué todo me pasa a mi?, e incluso nos sitúan ante momentos en los que no sabemos cómo actuar... ¿Por qué me pasa a mi todo esto?, pudiendo llevarte incluso hasta la impotencia. La impotencia de tener algo fuera de control, es una de las grandes preocupaciones del mundo.
Lo más importante es estar sereno, darse cuenta que los imprevistos están a la orden del día (curioso incluir en una misma frase orden e imprevisto), sacar el lado positivo y negativo a las cosas, aprovecharse del lado positivo para aumentar la autoestima y el ánimo, e intentar disfrutar del lado negativo en la medida de lo posible intentando solventarlo de la mejor manera.
Como dijo el historiador británico Thomas Carlyle: "De nada sirve al hombre lamentarse de los tiempos en que vive. Lo único bueno que puede hacer es intentar mejorarlos." Y tiene toda la razón del mundo, de qué nos sirve lamentarnos de que nuestros jefes sean ineptos, de que nos sirve lamentarnos por la enfermedad de alguien, de que nos sirve lamentarnos de que una cosa recién comprada se rompa, de que nos sirve lamentarnos de que la gente no vea el mundo que yo veo....
Trabajad en conseguir mejorar cada uno de los momentos que vivimos, no hay que lamentarse porque no hayan salido como tu pensabas...
